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Comunicación de Riesgo Desastres

Comunicando el Riesgo

Las emergencias, desastres y enfermedades son inevitables, pero es posible prevenir y prepararse para regular sus efectos. Evitar pérdidas humanas, materiales o económicas, es el compromiso de las autoridades de la salud, por tanto, deben organizar una respuesta eficaz en el menor tiempo posible, siendo la información y la comunicación la clave en la respuesta.

Las bases de la comunicación de riesgo se establecen en diversos instrumentos o normativas, como el Reglamento Sanitario Internacional, instaurado en la Cuarta Asamblea Mundial de la Salud en 1951, el cual se orientaba a enfermedades que en aquellos años se llamaban “enfermedades cuarentenables”. Con el avance de los años y de acuerdo con el aumento de los viajes y el comercio internacional, así como la aparición, reaparición y amenazas de enfermedades junto a otros riesgos para la salud pública, una de las capacidades básicas que los países comprometen a desarrollar a fin de prevenir la propagación de las enfermedades; es la comunicación de riesgo.

La Política Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (2016), contribuye a establecer orientaciones para responder a situaciones de emergencia, permitiendo cumplir con los compromisos internacionales que el Estado de Chile asume ante la Estrategia Internacional de Reducción de Desastre de las Naciones Unidas. Nuestro país cuenta con un Plan Nacional de Protección Civil que promueve la planificación multisectorial de acciones permanentes en materia de prevención, mitigación, preparación, alerta, respuesta y recuperación ante la ocurrencia de emergencias. Todos estos instrumentos en su conjunto entregan diferentes herramientas, como el mapa de riesgos, el cual permite identificar las principales amenazas que pueden ocasionar las situaciones de emergencias sanitarias, donde debe detallarse con exactitud, la zona de ocurrencia, temporada y población vulnerable.

Para la OPS, esta acción hace referencias a intercambiar de inmediato la información, sus recomendaciones y las opiniones de los expertos o funcionarios que estén enfrentando el riesgo, centrando las acciones para que la comunidad o posibles afectados sean capaces de tomar decisiones para disminuir los efectos de este riesgo. Para que lo anterior pueda existir, debe haber necesariamente un enlace entre los profesionales de la salud pública y aquellos que responderán por las comunicaciones del momento, destacando que una parte importante del proceso de comunicación de riesgo está en comprender las percepciones, preocupaciones, creencias del lugar, conocimientos, nutrir la confianza para la honestidad y así evitar el manejo de los mitos o la desinformación.

En el Manual de Comunicación del Riesgo en Emergencias y Desastres en Salud, MINSAL (2020), los medios de comunicación se incluyen en el ámbito de trabajo político-técnico, donde los que toman decisiones, organizan la respuesta considerando lo sensible que son las comunicaciones en este tipo de eventos.
Dentro de su estrategia existen diferentes etapas, en las que los equipos de comunicaciones participan activamente, decretando desde los mensajes claves en los primeros anuncios que se deben entregar a la población, a los contenidos de los anuncios posteriores los cuales se van ajustando de acuerdo con la evolución del evento que se ha presentado. Es clave identificar la población objetivo, elaborando instrumentos de la comunicación efectiva de acuerdo con este público para un mejor aprendizaje. En la fase de control y recuperación, los medios de comunicación cumplen una labor activa permanente donde se instruye:
– Mantener los mensajes y recomendaciones.

– Incentivar las líneas de asistencia remota, entrevistas y programas de radio y televisión con preguntas de la comunidad.
– Uso de redes sociales para responder inquietudes.

– Voceros más técnicos que políticos, para la entrega de antecedentes del evento.

– Actualizar la información de acuerdo con la evolución de la emergencia.

– Para la comunidad debe quedar claro, por qué ocurre la emergencia y sus riesgos.

Otra de las propuestas que incluye la estrategia ministerial es el Plan de Medios, que facilita un canal de comunicación abierto a los medios, para un rápido acceso a lo que ocurre. Recomienda, ordenar la aparición de los voceros, reforzar mensajes claves, preparar material especial evitando que el periodista busque su propia información con imágenes no adecuadas y preparar argumentos para la respuesta mediática. Desde esta estructura los aspectos centrales están en: vocería, un medio más efectivo, mensaje con énfasis en medidas preventivas y reiterativas, público objetivo. Las herramientas para informar son: la conferencia de prensa, comunicado de prensa, radio, televisión, prensa escrita, redes sociales con sus respectivas orientaciones, comunicación en terreno con voluntarios, página web.

La comunicación de riesgo es clave para la gestión de crisis y la seguridad pública, logrando disminuir los daños en situaciones críticas. Establecer un dialogo con las comunidades afectadas, difundir la información clara en el momento oportuno, entrega la oportunidad de que se puedan adoptar las medidas de protección adecuadas; disminuir el pánico, la confusión, la desinformación y tomar un comportamiento seguro.